La colocación estratégica de cámaras trampa es crucial para capturar imágenes de alta calidad y obtener datos precisos sobre la fauna silvestre o actividades en áreas específicas. Para lograr los mejores resultados, es fundamental considerar la ubicación de las cámaras. El primer paso es elegir un lugar que garantice una buena cobertura del área que deseas monitorear. Busca puntos de alto tráfico, como senderos de animales, zonas de alimentación o rutas de paso frecuentes. Asegúrate de que la cámara tenga un campo de visión despejado y evita áreas con vegetación densa que pueda bloquear el sensor o la lente.
Además de la ubicación, la altura a la que coloques la cámara también influye en la calidad de las imágenes. En general, se recomienda instalar las cámaras a una altura de entre 30 y 60 centímetros del suelo para obtener las mejores capturas de animales de tamaño mediano a grande. Para animales más pequeños, puedes ajustar la altura según el tamaño del objetivo. Asegúrate de que la cámara esté orientada correctamente hacia la dirección del movimiento esperado y realiza pruebas previas para ajustar el ángulo y la configuración del sensor de movimiento.
Por último, el camuflaje de la cámara trampa es crucial para evitar que los animales o personas detecten su presencia. Utiliza fundas de camuflaje o coloca la cámara entre la vegetación natural para que se mezcle con el entorno. Además, asegúrate de que la cámara esté firmemente sujeta para evitar movimientos que puedan afectar la calidad de las imágenes. Revisa periódicamente la ubicación y el funcionamiento de la cámara para ajustar su posicionamiento según sea necesario y garantizar que estés capturando datos valiosos de manera efectiva.